martes, 31 de julio de 2012

Un cielo compartido

Hoy nos regalamos esa amistad que hace que superemos lo más profundo. Nos hemos de comprender con los elementos más entusiastas, que nos han de dar ese regalo que se llama respeto desde la admiración. Platiquemos con calmas y sensaciones que nos abrillanten la juventud en la que creemos.

Adelantemos esos obstáculos que sólo nos pueden retener en ese tránsito que fue y que es la parte en la que nos hemos de hallar como base para cuanto nos ha de alentar en las ceremonias de superación que, en cada etapa, han de producirse.

Amplifiquemos los resortes y elementos que fueron parte del sistema en el que creemos, que nos ha de preparar para cuanto ha de venir por un universo cargado de sombreros sin copas. Nos hemos de habituar a compartir como parte de la solución a las crisis que se suceden por ciclos.

Apliquemos remedios ante las dudas del sistema, que ocurren sin que no siempre entendamos los motivos. Aportemos los instrumentos para sentirnos libres, para dar con las suficiencias que nos impriman las señales de aprendizajes y de tolerancias para dar, asimismo, con las oportunas salidas.

Intentemos rozar ese techo que llamamos cielo por las creencias que profesamos, por los menesteres que desarrollamos, por las ilusiones con las que vivimos, por la felicidad a la que tenemos derecho, y, sobre todo, procuremos que ese cielo sea de todos y para todos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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