lunes, 17 de septiembre de 2012

Marcha, anhelos y dicha

Hoy siento que te has ido,
sí, un poco más, del todo,
traspasando ese límite de centímetros
que convertiremos en kilómetros,
en toda una vida.

Hemos vagado en exceso por los desiertos,
y creo que ya ha pasado demasiado tiempo.

Han surgido tempestades,
y silencios, y palmeras que debilitan
los bosques que no construimos,
que no supimos conservar.

El verde se ha extinguido,
y mi querido azul ya no abriga
como soñamos en tiempos pasados.

La marcha ya es imparable.
Los ángeles que nos hicieron reír
cantan en otros lares.
Imagino tus ojos,
ya sin colores, como los míos.

Todo estaba definido,
incluso cuando no lo sabíamos,
sabiéndolo incluso,
y por eso no estoy triste,
pues hace tiempo que no estabas,
quizá nunca estuviste,
puede que ni me acuerde del sueño.
Está claro que tú tampoco.
Mejor así.

El día de hoy es feliz,
pese a todo, quizá por ello,
pues no hay más debilidad querida
que la que nos viene
de esa necesidad que nos fortalece.

Vuelan las águilas y los anhelos
con absoluta placidez y dicha.
Todo está por empezar,
otra vez, por fortuna, por ser.

Juan Tomás.

1 comentario:

Rocío Pérez Crespo dijo...

Da igual que le escribas al amor, como a una despedida, como a algo efimero, como a la misma luz...lo bordas, poeta, lo bordas.

Me la llevo.

Feliz, feliz, feliz día.