Gustemos la vida en todas sus ofertas, en todo cuanto es, con reglas que hemos de cumplir desde el mismo inicio del día. No faltemos a los compromisos que nos hemos dado.
Regulemos las experiencias con un tono que nos proporcione musculatura con ciertas voluntades de pugnas complejas pero restauradoras. Nos hemos de contemplar con luces en los ojos. Brillemos sin demora.
Nos rompamos los pactos. Son necesarios para vivir en paz y en justicia. Nos hemos de otorgar los beneficios de las dudas de antaño. Hemos de comprender lo que nos ocurre con circunstancias atenuantes. Nos hemos de exponer a los riesgos del gran destino.
Mantengamos con entereza la existencia divina en la voz de los amigos, de las gentes cercanas que nos pueden ayudar. No disputemos, que nunca es bueno. Arreglemos todo cuanto podamos.
Llevemos el corazón en la mano y no sellemos respuestas con las que no podamos comulgar. Dediquemos lo más sensacional a aquellos que nos pueden ayudar superando las brumas del pasado, que hemos de tener en cuenta como experiencias, pero nunca como lastre. Pongamos cada jornada todo el empeño, y no paremos hasta concluir nuestras obligaciones.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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