Partamos de una base sobre la que construir el aprendizaje desde el cariño. Hemos de saber con implicaciones y consideraciones de conformidades señalizadas con el afán del entendimiento claro y sensacional.
No dibujemos lo que no conocemos. Sepamos por dónde subrayar los ánimos que hemos de necesitar en cada esquina de la vida, que hemos de poner en primer plano para que nada nos falle. Nos hemos de consolidar en la fe, y no hablo de religión sino de espiritualidad.
Acudamos a esa cita que nos hace sonreír. Hemos de invertir en el anhelo que es cimiento. No aceptemos disyuntivas que son causas en la nada. No hagamos esfuerzos vacíos. Todo ha de ser más y menos, con sus dependencias, con rescates de lo esencial.
Asimismo, todo puede estar en un tono estupendo, si nos propiciamos para ello. No demos nada por finalizado. Hemos de planificar para prever lo que nos conviene. No nos hagamos daño, y, por supuesto, no se lo hagamos a nadie.
Cursemos las declaraciones y las peticiones que nos expanden desde el optimismo que nos hace arrimarnos a las ocasiones más extraordinarias. Tendremos las oportunidades por las que trabajemos. Creamos en el factor suerte, claro que sí, pero laboremos para que aparezca por y para todos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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