Te miro de soslayo.
Siento una especie de pena,
que no es pena,
porque no nos acompaña
la vida como quisiéramos.
Hemos llegado pronto y tarde,
y eso nos sitúa
donde nada es como nos gustaría ahora,
pero así es el periplo existencial.
Contemplo sonrisas, nervios,
gozos, expectativas,
y siento que todo se quedará en nada
sin empezar, en esos preámbulos
que nos harán respirar
el uno por el otro sin estar juntos.
La ilusión sigue, está ahí,
y, pese a todo, es lo que importa.
Juan T.
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2 comentarios:
Precioso poema, Juan. Aunque pienso que no se llega pronto ni tarde, se llega cuando se llega porque la vida es una progresión que acumula una historia que acompaña a cada cual ("yo soy yo y mis circunstancias"). Hay cosas que no se pueden planificar y que a veces suceden precisamente por la historia que se ha acumulado.
Un beso.
Hola guapisima, es un placer chocar contigo, que lo sepas.
EN cuanto al poema, me ha parecido bello, con una carga importante de melancolia escondida. Es un fastidio llegar tarde o pronto, creo que es más fastidio que no llegar. Pero, Ana, tiene razón en su planteamiento. En realidad se llega cuando se llega, podiamos llamarlo...destino.
Feliz lunes.
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