Cunden los efectos
que nos proponen
amar como base
de ese sistema de dicha eterna
por el que hemos de laborar.
Se prodigan las sabidurías sencillas
que nos vienen de planteamientos maravillosos
con los que hemos de crecer
entre sensaciones de querencia.
Abundan los aspectos más loables
con garantías que saltan por los aires
con el sabor de un beso,
que nos expone y nos da alegría
casi al mismo tiempo, con fuerza intrínseca.
Cunden las causas,
y con ellas nos sabemos más.
Hablo desde la intimidad.
Juan T.
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