Sepamos lo que somos
a través de actos
que despierten conciencias
y realidades desde el deseo
más querido y único.
Debemos despertarnos
con los objetivos claros,
níveos, únicos, llenos
de sensaciones
que nos aclaren qué podemos hacer
en vida entre convenciones
y anhelos de libertad.
Acordemos la plenitud
como base de la experiencia
con la que navegar
una y cien veces.
Intentemos reconocernos.
Puede que sea el momento.
Juan T.
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