domingo, 4 de mayo de 2014

El milagro depende de nosotros

Insistir es poder,
pero siempre con la determinación
de la felicidad por delante,
de la facilidad y el decoro,
de ayudar, de entregarnos.

Los caminos no tienen que ser
fáciles o bien siempre llenos de generosidad,
pero han de darnos una franqueza
en las normas que nos ayuden a navegar
por los escenarios que servirán
de guía, de ocasión, de meta,
como referencia en una sensación estelar.

Vivir es comprometernos
con las ilusiones que nos aclaran
qué hacer, cómo seguir,
a través de invenciones bien intencionadas,
con novedades expansivas,
con progresos en comandita.

Podemos otorgarnos
el beneficio de la duda
hacia una atalaya donde expongamos
los motivos de las certidumbres
que nos deben regalar
palabras de amor, consejos,
vivencias joviales
con las que impartir doctrina
que no obligue a nada,
pero que todo lo consiga.

Persistamos en refrescar
la existencia con devociones
y eventos que demuestren
que estar enamorados es un regalo,
amén de un gran milagro,
que hemos de reconocer y prolongar.
Depende de nosotros.

Juan T.

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