Reformas mi ser
con intenciones que saben
a gloria,
que llegan a entender
cuanto tuvo razones
para amar y ser amado,
no siempre perfiladas
al compás del gusto universal.
Nos complacemos
desde la experiencia preciosa
de la vida compartida.
Nos deseamos todo.
Superamos las noches
con esas gratitudes
que nos eternizan
en las voluntades mismas.
Tenemos mucho juego
por delante, para ser
lo que anhelamos,
para avanzar sin prisa.
Todo ha aparecido
cuando debía y en su justa medida.
Pongamos lo que sea menester
para ser dichosos.
Podemos, y debemos.
Juan T.
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