No hay miedo, no puede haberlo. Todo cabe en tu
corazón. Logras darme estabilidad. Seguimos sin compromisos, sin peligro, con
proporciones que nos permiten grados y comodidad. Eres disposición.
Me veo en tierra firme, incluso en la tormenta más
dura en el océano infinito de un universo rodeado de crisis. Me llevas entre
algodones. Eres maravillosa.
Miro, te miro, y me relajo. Hemos disfrutado mucho.
Nos queda más. Los tiempos ya no tienen fronteras. Los túneles parecen más
cortos, más sencillos, más fáciles.
Ya no hay veredas equivocadas. Sencillamente nos
encontramos con opciones, y las tomamos. No tememos los errores, que son
humanos. No sufrimos miedo: nos sabemos juntos y eso es garantía de ir hacia
delante. Nos sabemos capaces de rectificar.
Dirijo la vista hacia ti, y, como guía, que lo eres,
te tomo. Has transformado mi entorno, mis circunstancias, mi ser, y continúo
arreglando las diversas vicisitudes contigo. Sin duda, eres esa luz universal
que marca un antes y un después, y, fundamentalmente, me señala que es realizable
la felicidad. Nos fugamos. Nos logramos.
Juan
TOMÁS FRUTOS.
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