Gestionemos el amor
para que no falte,
para que tenga calidad,
para que ilumine el día,
para justificarnos
con las mejores explicaciones,
que nos darán un toque mágico.
Amasemos las emociones
con unos datos y premisas
que nos han de colocar
donde las caricias
adquieren sentido
con idealismos consentidos,
creados para amar
y ser amados.
Todo lo que hemos hecho
tiene sus criterios de cariño,
que nos rozarán
para convertirnos
en lo óptimo, en cuanto es señero,
desde ilusiones
que extenderemos para recrearnos
en todo aquello que adquiere dimensión
y gusto, realeza incluso.
El día es para amar.
Juan T.
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