Me deseas
con todo tu ser.
Lo percibo,
y trato de corresponderte
entre las distancias
generadas por la historia.
A la conclusión de la noche
todo comenzará de nuevo,
y ahí estaremos los dos,
tú y yo frente al destino
que habremos labrado
de manera conjunta.
Me anhelas sin recelos,
aunque sí con silencios,
que ya entiendo;
y sigo por esos escalones
que saben a querencia ideal.
Hemos llegado
a un punto que nos impele
a recomenzar, a conquistar
lo que tiene interés
e incluso aquello que no.
Me deseas:
conoces que yo ansío más que tú
que venga la noche
para soñarte.
La esperanza se ha ido
en demasiadas ocasiones.
Pronto, confío, se quedará,
y tú con ella, claro.
Juan T.
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