Nos hemos de proponer un fin que nos aclarará qué hacer cada día, todos los días, a la menor oportunidad.
Hemos de llamarnos por el nombre que entendemos. Nos esforzaremos por estar en la virtud que nos impulsa hacia la verdad misma.
Hemos de llegar donde sea menester con obviedades y anhelos compartidos con normas que iremos entendiendo poco a poco.
La existencia nos ofrece reflejos con los que iremos creciendo en libertad. Hemos de postularnos con un quehacer creador.
Juan Tomás Frutos.
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