Rastreamos
esas huellas
que nos dieron
pistas buenas
para tocar
ese amor
en el que creímos
hace años.
Resumimos
algunas posturas
que nos aclaran
los objetivos
claros y sencillos.
Nos rescatamos
en el último momento.
Nos hemos librado
en el instante final.
Queda el sabor
de un amor desaparecido.
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