martes, 25 de noviembre de 2008

A modo de prólogo

El agua, fuente de vida

El agua es un elemento sustancial del ser humano, como todos sabemos. Los datos nos hablan de que solo tenemos acceso a un uno por ciento del agua potable que hay en el mundo. Es una cantidad ínfima ante una población creciente. A principios del siglo XX había, poco más o menos, 1.500 millones de habitantes sobre la faz de la tierra. Ahora, superamos los 6.000 millones de almas. Además, el aumento es exponencial, habida cuenta de los avances sanitarios tan importantes que se han conseguido, sobre todo en el “primer mundo” (una denominación que no me gusta particularmente), si bien todavía queda mucho por hacer en grandes áreas del planeta azul.

Sin agua, nos dice la ciencia, no hay vida. Tres cuartas partes de nuestros cuerpos son agua. Todo es agua. Hasta el aire se compone de una parte sustancial de agua evaporada, no visible aparentemente.

El agua está ahí, escondida en cualquier rincón, y siempre es un presagio de esperanza, aunque, a veces, nos venga de manera precipitada y tormentosa. La naturaleza tiene sus formas, y el agua también. Hay excepciones y reglas.

Nosotros nos hemos acercado, con esta labor de síntesis y de recopilación, al llamado líquido elemento, a una de las bases de todo lo que existe. La aproximación ha sido a través de los diarios regionales, preferentemente teniendo en cuenta las noticias que se han publicado en el último siglo y medio, que es del que tenemos más presencia mediática. Hemos acudido a todos los periódicos que hemos podido, pero es patente que, de manera fundamental, observamos una cadencia repetida de este asunto en el periódico La Verdad, el de más implantación si tomamos como referencia el último siglo, ya que ha sido una atalaya constante de lo que ha ocurrido en el territorio murciano y en zonas adyacentes.

La mirada sobre el agua que aquí realizamos es variopinta, como testigos de lo que ha acontecido. Hemos procurado ser descriptivos, con el fin de que el propio lector o lectora puedan sacar sus preciadas y preciosas conclusiones, que, a fin de cuentas, es lo más importante. Va por ustedes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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