Me vences
en esta mañana,
y yo ardo
en deseos
por la venida
de esa nueva noche
en la que soñaremos
como siempre.
Hemos convencido
a nuestros corazones
que es mejor
dar que recibir.
Lo experimentamos
en esas carnes
que aguardan
el milagro de la noche
con sonrisas
más que complacientes.
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