Hablamos
de contarnos
lo que sentimos,
de volver
a empezar
con todo y nada.
Nos escuchamos
ante la pared
que nos cerró
todo género
de amores
que nos podrían
hacer eternos.
Nos tomamos
esa taza de té
que plantea
una evolución
más que eterna.
Nos intensificamos.
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