El vértice de la comunicación, los profesionales periodistas
Si hiciéramos una pirámide con los elementos de todo el proceso comunicativo, habría que ir marcando prioridades y elementos insoslayables. Recapitulemos, antes de todo. La comunicación es crucial. Lo es también el Periodismo. Dentro de éste, es el propio periodista el sustento de todo el sistema. Hagamos varias reflexiones. Una de las esencias de la comunicación de masas pivota en torno a la labor que desempeñan los profesionales de la información, que disponen los mensajes que conforman las necesidades del público y que le permiten a esa misma audiencia formarse una opinión sobre lo que acontece. Su quehacer es tan básico que las garantías para su ejercicio emanan de la propia Constitución. El derecho a la información es tan grande, tiene tanto reconocimiento, como el derecho a la vida.
Son varias las características y las condiciones del ejercicio profesional informativo, que es tan básico que, a pesar de los cambios en la mecánica y en los utensilios empleados, sigue tan vigente en sus esencias como hace siglos. La firmeza en la defensa del ejercicio profesional no ha de admitir dudas, pues el profesional periodista representa un derecho ciudadano, al cual se debe. A pesar de las carestías y deficiencias, vamos a defender el que consideramos el oficio más hermoso del mundo.
No podemos concebir la sociedad sin que ésta tenga el derecho a recibir y a transmitir información veraz por los conductos legales establecidos. La democracia tiene en la comunicación uno de sus resortes esenciales. No puede prescindir de él. La vida tiene sentido si podemos hablar de la comunicación, sobre ella, en comunión y contacto con los demás. Nos hemos de enaltecer como colectivo, y debemos mejorar con hallazgos e interpretaciones que precisan de los demás, de lo que otros dicen y piensan, incluso de sus análisis.
Los cualificados en este oficio han de ver con calma la responsabilidad que supone el ejercicio de este quehacer, que tiene muchos vectores de influencia e influjos extraordinarios. La sociedad precisa, como decimos, del profesional de la información, pero no olvidemos que éste también necesita de la sociedad, de su complicidad, de su respeto, de sus creencias, etc. Hay una simbiosis que hemos de buscar como perfecta, aunque no lo sea.
El atractivo de este trabajo está en la permanente persecución de la verdad. No es fácil dar con ella, y no solo porque siempre hay alguien que puede intentar que no lleguemos a descubrirla, sino también porque no es sencillo dar con una verdad que nos sirva a todos y que sea plena. Hay muchas verdades, diferentes interpretaciones, lo cual casi parece normal. Lo que se ha de pretender, cuando menos, es la búsqueda desde la buena intención. Ahí yace la labor periodística genuina.
Sin caer en las etiquetas, defendamos la existencia de un oficio que podemos considerar milenario. Siempre hubo alguien que quería contar lo que sucedía. Y siempre hubo alguien que quiso escucharlo, así como otros que trataron de impedirlo. Resistamos en el desarrollo idóneo de este quehacer que a todos nos aporta un valor añadido. No olvidemos que el que aguanta vence. Hagámoslo con dignidad. Es evidente que lo importante no es lo que aparezca en el papel, sino la plasmación que realicemos de lo que estamos contando. No olvidemos que somos lo que hacemos, y no lo que decimos que hacemos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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