Suena ese deseo
que cumplimentamos rutinariamente,
y que dejamos que nos transporte
a una unidad de inacción.
Debemos cambiar
para que todo se realice más allá
de los sueños incumplidos
por negligencia o por falta de valentía.
Escuchemos ese anhelo
que surge del interior
y que trata de abrirse paso
a dentelladas, aprendiendo
de esos malos pasos
que dimos o que ignoramos
con resultados deficientes.
Atendamos ese fin
que nos complementa
en lo universal y societario
para hallarnos a nosotros mismos.
La suerte nunca está echada.
Hablemos, actuemos,
demostremos que estamos vivos.
J.T.
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