Pensemos en ese todo que nos aligera.
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Nos presentamos con una señal de devoción.
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Estemos todo lo bien que podamos.
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Nos necesitamos para amar.
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Hemos prestado atención al cariño mismo.
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Nos insistimos con una serena querencia.
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Nos tomamos muy en serio. Somos en otra verdad, que es la misma.
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Nos enamoramos de la existencia que refuerza el cariño.
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Nos hemos planteado ese regreso a lo más estimulante.
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No somos, pero sí somos.
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Hemos sugerido un regreso a lo más hermoso.
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Nos sabemos en la disponibilidad más absoluta.
J.T.
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