Tenemos todo un mundo que ofrecer a esos compañeros que gustan del viaje en común. Tenemos mucho que compartir, para ser entre lo mejor y con ciertas garantías. Proponemos unos espacios que han de contribuir a ganar esa partida en la que podemos apostar para ganar con los otros, que son las genuinas bases para el futuro en el que creemos estando juntos.
No radicalicemos las experiencias. Unas no son mejores que otras. Son, y tienen el valor del contexto, de las circunstancias con las que se experimentaron. Nos hemos de embellecer mirando el lado positivo del día a día, que nos ha de plantear resoluciones a los posibles conflictos. Hagamos que funcionen los corazones desde la misión que contribuye a que todo sea factible. Hemos de realizarnos como personas desde la consideración y la convicción de lo atrayente y generoso.
Perfilemos las realidades con los colores de la emoción y pongamos esa temperatura adecuada a lo que desarrollamos en los trayectos que tienen todo por delante con la mejor de las objetividades. Hagamos que todo lo que merece la pena brille hasta en lo cotidiano. Busquemos, para ello, colaboraciones de amor.
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