jueves, 31 de enero de 2013

"Cincuenta sombras de Gregorio", de Rosella Calabró, rescata a tu "Gregorio" del baúl y entierra al perfecto Grey


Cincuenta sombras de GREGORIO

Si después de leer la trilogía de E. L. James de una sentada, te has preguntado quién es el hombre que ronca a tu lado, éste es el libro perfecto para encontrar la respuesta.




La cara más divertida de la trilogía más caliente del año


Rossella Calabrò, una mujer que disfrutó leyendo las andanzas de Mr. Grey, necesitaba desdramatizar esa historia, “quitarle poder a su contenido conservador”. Y para ello ha empleado el sentido de la ironía.

Sombra a sombra, Gregorio y Mr. Grey se ven las caras. Y en cada sombra, hay una carcajada. Porque Cincuenta sombras de Gregorio es un libro humorístico, pero con una gran carga de realidad, que muestra a ese hombre que comparte su vida con una mujer, en el que, tal vez, predominan las imperfecciones. Pero tiene algo a su favor: sabe hacer reír a una mujer.

Cincuenta sombras de Gergorio obliga a los lectores a meditar, enseñando que la literatura y sus escenarios es una cosa y la realidad en la que convive una pareja es otra muy distinta, donde cualquier parecido con la literatura es pura coincidencia.

Si quieres entrevistar a la autora ponte en contacto con Fátima Santana en el teléfono 620 489 460 o escribe un mail a fsantana@planeta.es


DOSSIER DE PRENSA

EL ORIGEN
Por una cuestión laboral (hacer una crítica de la trilogía superventas mundial), Rossella Calabrò –guionista, escritora y bloguera– se sumergió en el mundo onírico de “sueños políticamente incorrectísimos que prácticamente toda mujer tiene, a la chita callando, entre los brazos de Morfeo” que, para ella, constituye la trilogía Cincuenta sombras de Grey.
Para nuestra autora, el tiempo de lectura pasó en un suspiro porque ella encontró en esos libros “la representación novelada del síndrome de la enfermera de la Cruz Roja que hurga en el instinto maternal de la mujeres, y un poco porque destierra el ideal del príncipe azul (gris) que, con toda la razón, habíamos machacado. (…) En definitiva, un pequeño abecedario de los horrores que, aunque reneguemos de ellos con todas nuestras fuerzas, nos hacen volver a sentirnos pequeñas y bañadas en almíbar”.
Pero, una vez concluida la lectura de estos libros, Rossella Calabrò fue consciente de que Christian Grey no se parecía en nada al Gregorio con el que comparte el día a día. Por eso, se lanzó al ordenador para analizar, negro sobre blanco, las similitudes y diferencias que existen entre Mr. Grey y Gregorio. Fruto de esa comparativa es este libro, “Cincuenta sombras de Gregorio”, una obra que, en pocas semanas, se convirtió en uno de los libros más vendidos en Italia.
CINCUENTA SOMBRAS DE GREGORIO



¿Cómo se puede abordar la comparación entre un ideal con una realidad sin que ninguno de los dos salga malparado? Solamente hay una fórmula: el humor. Rossella Calabrò, una mujer que disfrutó leyendo las andanzas de Mr. Grey, necesitaba desdramatizar esa historia, “quitarle poder a su contenido conservador”. Y para ello ha empleado el sentido de la ironía. Sombra a sombra, Gregorio y Mr. Grey se ven las caras. Y en cada sombra, hay una carcajada. Porque Cincuenta sombras de Gregorio es un libro humorístico, pero con una gran carga de realidad, que muestra a ese hombre que comparte su vida con una mujer, en el que, tal vez, predominan las imperfecciones. Pero tiene algo a su favor: sabe hacer reír a una mujer.
Cincuenta sombras de Gregorio también se lee en un suspiro… Y, lejos de ser frívolo, obliga a los lectores a meditar, enseñando que la literatura y sus escenarios es una cosa (que, a veces, se puede parecer al mundo real) y la realidad en la que convive una pareja otra muy distinta, donde cualquier parecido con la literatura es pura coincidencia.
Este “pequeño manual de contrainformación afectivo-erótica” repasa esos cincuenta matices con el fin de recordar cómo son realmente las cosas en la vida real. “No para dejar de soñar, sino para sonreír ante nuestros sueños, lo que hará que, tal vez se vuelvan menos grises e, incluso, más coloridos”. Y, por supuesto, muchísimo más divertidos.
GREGORIO VS. CHRISTIAN GREY
Christian Grey es el último mito erótico de la literatura. Se trata de un hombre rico, romántico, muy guapo, que sabe como hacer que una mujer se sienta especial y única, siempre atento al mínimo detalle, que lo daría todo por su pareja a la que colma de regalos carísimos. Grey es un hombre de éxito, poderoso. Tiene avión privado, una flota de coches de lujo y una fabulosa mansión de miles de metros cuadrados. Toca el piano como los ángeles y a la hora de hacer el amor… ¡Es el hombre perfecto que toda mujer desea para ella! (al menos, sobre el papel).
Gregorio es el hombre que duerme a tu lado y ronca, que se pasea por la casa enfundado en una camiseta vieja que le regalaron en el taller y un negado para recordar las fechas importantes o para detectar nuestras preocupaciones. Gregorio es el compañero-marido-amante de verdad, el alegre hombre corriente, plagado de defectos, con el que nos topamos cuando despertamos del sueño. Imperfecto hasta decir basta, pero que tiene algo de lo que Grey carece: nos hace reír.
“Gregorio difiere considerablemente del espécimen de ensueño definido en la literatura como Mr. Grey (…). Los Mr. Grey forman parte del imaginario colectivo. Como al yeti, al monstruo del lago Ness, a los marcianos o al unicornio, nadie los ha visto nunca de verdad. (…) Cuando se encuentren los restos fósiles del Penis greyensis, podremos volver a plantear el tema. Por ahora, contentémonos con el Penis gregorensis, que debidamente reeducado e instruido no está tan mal”.
ALGUNAS SOMBRAS DE GREGORIO
“Mr. Grey se desplaza en planeador, en yate, en helicóptero. Todos de su estricta propiedad (…). El Gregorio clásico tiende a desplazarse en moto. Posiblemente en una de esas con el asiento del pasajero de unos siete por siete centímetros, donde a amada se ve obligada a amarrarse como una mochila, con la constante preocupación de que, a la primera arrancada (con un leve –e irresistible– caballito), acabará en el suelo, abandonada como un bidet viejo en el vertedero”.
“Mr. Grey lleva siempre prendas homewear impecables mientras, con el poderoso torso desnudo y los vaqueros rotos en su punto justo (…), se pasea con andares de puma por la casa. A veces, también Gregorio, durante los primeros días de convivencia, se parece un poco a Mr. Grey. Pero después, al cabo de una semanas, el torso poderoso (si de un torso poderoso se trataba) se esconde bajo camisetas decorada al óleo (del asado), mientras vuelve a guardar celosamente los vaqueros en el armario y los sustituye por pantalones de pijama estilo viejo canguro con las rodillas deformadas”.
“Mr. Grey nunca tiene un resfriado digno de ese nombre (…). ¿Y si Gregorio se pone malo? (…) Durante el episodio febril, el pobre hombre pierde por completo en uso de las extremidades (…) y, en consecuencia, necesita de la constante y piadosa intervención de los demás”.
“Grey dispone de una cocina perfecta, hipertecnológica, equipadísima, limpísima, en la que se mueve con desenvoltura mientras nos ofrece deliciosos manjares cocinados por la gobernanta (que no somos nosotras). (…). Gregorio, en cambio, es un sumo experto en el arte culinario de ensuciar el mayor número posible de platos y ollas, en particular la que por su forma o sus dimensiones no entran en el lavavajillas (…). Al fin y al cabo, está además la gobernanta (que somos nosotras), lista para recogerlo todo”.
“Mr. Grey suspira con apasionada elegancia, gime con ardor, a veces incluso gruñe con la perturbadora sensualidad de un licántropo. O bien susurra palabras de amor en salsa de vainilla (…). ¿Y Gregorio? Al principio de la vida en pareja (…) no emite ningún sonido aparte de algún que otro leve y poético gruñido para alabar la comida o los encantos de su amada. Pero en el noventa y nueve por ciento de los casos, después de un añito de cautividad, Gregorio (…), asaltado por una sed insaciable de cultura, comienza a practicar la pronunciación del alfabeto (…). El problema es que Gregorio las recita eructando”.
“Grey es el mago de las marranadas bajo las sábanas. Gregorio también. El problema es cuando las agita para dispersar el gas”.
“Mr. Grey involucra a su amada en situaciones extremas, saturadas de peligro (…). Gregorio también: a las reuniones de la comunidad de vecinos va siempre Lola”.
“Mr. Grey no sabe qué es la fanfarronería. Quizá, entre otras cosas, porque no tiene amigos con los que aullar como un coyote, beber como un camello y eructar como un macaco (…). Gregorio, en cambio, tiene amigos a porrillo, cada uno peor que el otro”.
“Irse a la cama con Mr. Grey es una experiencia inolvidable. Pero dormir con Mr. Grey se puede definir como algo celestial (…). No ronca, no te quita el edredón, no rueda sobre sí mismo toda la noche como un filete empanado, y si por aquellas casualidades se levanta de la cama, solo es para ir a tocar con dulzura el piano (…). Gregorio sufre durante la noche transformaciones algo acrobáticas: es capaz de pasar de cafetera en forma de morsa a rollito de primavera en pocos movimientos. Es más: con sus transformaciones puede despertarnos justo en el particularísimo momento en que nos vamos quedando fuera de combate”.
“Mr. Grey se deshace sensualmente el nudo de la corbata de seda (…). La camisa de lino blanco está perfectamente planchada y un par de poderosos pectorales asoman entre los botones que él desabrocha uno a uno. El señor Gregorio se quita con alivio los pantalones, mostrando las pantorrillas, que solo tienen pelo en algunas zonas (…). A continuación (…), se quita los calcetines y se los cuelga de las orejas, imitando a un alegre cocker spaniel (…). Mr. Grey se quita los pantalones con un solo y fluido movimiento. Los calcetines y los zapatos, en cambio, no precisa quitárselos porque de costumbre se le desmaterializan así, sin necesidad de intervención humana (…). Gregorio se desnuda por completo en un único movimiento que consiste en lanzar las prendas al suelo (…). Después, se encamina al baño, donde se luce en un concierto para hilo dental, cepillo y colutorio (…). Mr. Grey sale de baño (…) y se tiende sobre la cama (…): allí espera a que llegue su amada (…). Gregorio sale del baño. Se ha puesto la camiseta amarillo canario que le han regalado en el taller del coche y se desliza bajo las sábanas junto con el último número de Motociclismo. Allí espera a que llegue Lola”.
“Mr. Grey vive en una casa de fábula en la que si entrara Pulgarcito, en lugar de miguitas de pan tendría que ir tirando pizzas. Casa Gregorio tiene unos sesenta metros cuadrados, con un solo baño, dos pequeños dormitorios y un salón escuálido con cocina americana”.
“Ser la novia de Mr. Grey significa que te regale varios automóviles (…) Audis y Saab descapotables caídos del cielo. Aunque los coches pertenecen a su amada, Mr. Grey (…) prefiere ocuparse personalmente de conducir. Ser la novia de Gregorio (…) significa vivir en primera persona la experiencia devastadora de tenerlo a bordo como copiloto (el coche, además, nos lo hemos pagado nosotras)”.
Una vez leídas estas y otras sombras, cabe hacerse la pregunta del millón: ¿elegimos a Mr. Grey o nos quedamos con Gregorio? Rossella Calabrò no tiene dudas: “A la larga es mejor dislocarse las mandíbulas por una risatio que por una fellatio (…). Porque no hay mejor Gregorio que el que jamás trataremos de hacer que se parezca a Mr. Grey”.
LO QUE HAN DICHO DE “CINCUENTA SOMBRAS DE GREGORIO”
• “Este es el libro perfecto para redescubrir el lado esencial de nuestro hombre, a veces tan terriblemente terrenal. Es el libro perfecto para reírse de él y recordar que la risa es, probablemente, la cosa más erótica que existe”.www.bigodino.it
• “En contraste con el irreal Grey (misterioso, rico, sensible, sensual; de hecho, el príncipe azul), Gregorio existe realmente y se describe en este libro con una ironía que pone una sonrisa de principio a fin”.Panorama
• “La versión cómica de la erótica más exitosa es uno de los diez libros más vendidos en Italia”. Donna Moderna
• “Irónico, divertido, despiadado y,sin embargo, dramáticamente real”.www.style.it
• “Las páginas de Calabrò brillan con humor y perspicacia. Para ser leído de un tirón”. www.nonsolocinema.com
• ¿Y si el verdadero oponente del señor Grey era un hombre bastante normal? Así esGregorio, el hombre universal al que la autora quiso dar cincuenta razones buenas y válidas para derrotar a Grey en la carrera por el primer puesto del podio por el hombre perfecto. Por supuesto, con ironía”.Marie Claire Italia
• “Solo pensar que este libro es una parodia dela trilogía americana sería un eufemismo: su función va más allá de la de entretener al lector con escenas hilarantes. Calabrò nos invita a no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos y vivir con alegría esta esfera tan importante y delicada de nuestras vidas".www.ilmiogiornale.org
LA AUTORA
ROSELLA CALABRÒ es guionista, escritora y bloguera. Vive y trabaja en Milán. Es autora de Madrastra no hay más que una y ¿Por qué las mujeres se casan con sus polos opuestos?. Su últimaobra, Cincuenta sombras de Gregorio, es uno de los libros más leídos en Italia, lleno de sentido del humor. Lo escribió tras haber leído la trilogía de Cincuenta sombras de Grey para hacer una reseña.

2 comentarios:

Rocío Pérez Crespo dijo...

La has leido? pues te dire que es genial, a mi me encanto...

Besos.

Rocío Pérez Crespo dijo...

PD...Las cincuenta de Grey.