Bebamos la ilusión que nos justifica la vida.
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Nos preferimos en la misma noche.
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Estemos donde debemos.
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Nos hemos supuesto.
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Nos hemos de dar un empuje valiente.
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Nos superamos con un regreso totalizador.
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Nos hemos de entregar a la existencia apasionada en lo espiritual y en lo físico, en justo equilibrio.
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Nos supervisamos en la ausencia de conflictos, que nos encanta.
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Nos hemos dado ese momento que sabe a gloria.
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Procuremos un deseo cada día.
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Hagamos que la dicha sea el exponente.
Juan T.
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