Nos consultamos qué es lo que queremos hacer.
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Hemos añadido los paños más calientes.
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Nos asalta el destino con todas sus dudas.
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Hemos adecuado el discurso para decirnos, sin pudor, que nos amamos.
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Nos añoramos en la misma lejanía.
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Hemos propuesto consultas que saben a puro amor.
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No hemos visto cuanto tiene algo más de sentido. Nos preñamos de buenas razones.
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Nos hemos definido con mucho amor.
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Sepamos lo que deseamos realizar.
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Los planteamientos son de voluntades eternas.
Juan T.
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