jueves, 14 de noviembre de 2013

Objetivo, la felicidad

Dime dónde está la ida, que yo te diré por dónde movernos en la vuelta. Los compromisos han de ser verdaderos: creamos en ellos.

No dificultemos las maniobras de la existencia, que precisa de números con los que conformar las experiencias más bondadosas.

Nos debemos a la libertad que nos tiñe de devociones respecto de nosotros mismos. Hemos de poder ser en la noria existencial sin vanidades ni refrescos inútiles.

Multipliquemos las intenciones más extraordinarias con agasajos y opciones de amor, que nos han de enseñar el mejor camino.

Los conceptos y elementos más bonitos deben ayudarnos a seguir hacia delante. Pongamos la voluntad donde toca. El objetivo ha de ser la felicidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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