domingo, 6 de julio de 2014

Incitación

Nos incitamos
a vivir
desde la calma
del mejor recorrido.

No hemos de consentir
aplicaciones raras.
Podemos ser muy felices.

Hermoseamos:
nos regalamos alegría
cada vez que nos miramos,
cuando nos hablamos.

Nos ilusionamos
al hacer lo que nos conviene
en este tránsito
hacia el arreglo convenido,
hasta la relación permanente.

Nos subimos
a la barca de la hermosura
que gusta y gusta,
y que es
entre sinceridades que platican
al otro lado del río.

Ganamos
porque no perdemos,
porque no nos complicamos
la existencia mancomunada,
porque conseguimos ser.

¿Nos incitamos?

Juan T.

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