Gastamos
lo más hermoso
con la convicción
de que podemos ser felices
en la multiplicación que nos supone
estancias relativas y generosas
respecto al tiempo,
que es nuestro aliado.
Hemos llamado motivos
a cuanto es en la reserva,
que ahora hemos de gastar
para reponer.
Así funciona la alegría
y la bondad
surgidas de la estimación.
El mundo es un ciclo,
y, bien llevado, se multiplica.
El amor no es una excepción.
Nos hemos de embellecer
con presencias de destellos.
Nos querremos mucho.
Juan T.
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