Nos
agarramos a las sensaciones de más felicidad, a las que nos ofrecen consuelo,
sosiego, a la que nos brindan la oportunidad del amor, de seguir por los
vericuetos de la amistad, de las miradas profundas, de las creencias en los
demás.
Fomentamos
la risa, nos otorgamos contento, nos frenamos ante lo que no nos conviene.
Decimos no a las perturbaciones de la soledad. El conjunto gana frente a lo
individual.
La
actitud ha mejorado, y nos sentimos plenos de energías para compartir y
expandir hasta un infinito figurado y real. Podemos ser, y lo sabemos.
Enganchamos
con las personas a las que amamos de una manera especial. Es genial que ocurra, pero sobre todo lo es
porque lo advertimos. No podremos evitar las tormentas que se sucedan hoy o cualquier
otro día, pero sí cómo las afrontamos. Seguro que sacaremos beneficio a todas
las opciones.
Lo haremos sin prisa,
sin pausa.
Juan
TOMÁS FRUTOS.
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