Las madrugadas nos sirven de testigos ante las novedades más señeras, que nos promueven para vivir en la paz de quienes creen de verdad.
Hemos de servirnos de la razón, que mueve montañas, como la fe. Nos hemos de insertar en la memoria que añade tránsitos hasta el inicio mismo.
Nos conseguimos con las sorpresas que se repiten. Nos preparamos para la penitencia que todo lo significa. No hay aburrimiento.
Hemos abierto de par en par las envolturas de quienes creen que dormir es la máxima experiencia. Nos hemos señalado con amor. Lo experimentamos. Se realizan los sueños.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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