Eres la evidencia
del amor,
con razones, con papeles,
incluso sin nada en las manos,
con todo el corazón,
con el intangible
que gana sin sofocos.
Naturalizas y avalas
lo que siento.
Eres la demostración
de la paz
entre intranquilidades.
Has definido minutos,
horas, días, meses,
y, antes que eso,
cada segundo, esencial,
que tiene un valor seguro por ti.
Eres la prueba
de la felicidad, del trayecto perfecto,
de que podemos volar.
Déjame que te acompañe.
Juan T.
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