Cobijamos la máxima experiencia
en forma de amor natural
que nos conmueve y consiente
hasta dar con las promesas
que nos advierten de una sensación
que todo lo dará
hasta que el tiempo se divida
en cuanto es y tiene motivos
y el propio cariño,
que nos alimentará.
Nos abrazamos ante el sueño
que nos responde
y gana a las negatividades y sombras,
que convertimos en luces
hasta que damos
con las señas que procuran
la máxima identidad.
Nos caemos,
pero sabemos que no estamos solos.
Ya nos levantamos.
Vamos hacia delante.
Juan T.
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