Te recuerdo
desde ese primer momento
que me motivó
para ser,
para vivir en la paz
de la sencillez,
buscando sin escándalo
el equilibrio,
siendo yo mismo en ti.
Rememoro
la fe, la confianza, la ilusión
y las promesas cumplidas
con las que nos introducimos
en un universo de ventajas
con las que somos
mucho más personas,
humanos de verdad.
Te recuerdo por tantas cosas
que, aún teniéndote,
siento una gran nostalgia
por esa inocencia primigenia.
Te pienso cada día, mucho,
y lo bueno, que debo valorar,
es que aún estás aquí.
Juan T.
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