Me bebo tus besos
con unos recuerdos
que fomentan la felicidad,
más que consolidada
con resoluciones afines.
Nos rozamos.
Me tomo tu fe
con una sensación
de vivir, de continuar
con señales que normalicen
cuanto tuvo destino
y confianza en el futuro:
no puede ser otra sensación
que el amor
la que genera y gesta
cuanto llevo dentro.
Nos declaramos
al mañana que es prójimo
y meta en sí misma.
Juan T.
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