Te advierto
con invitaciones que son,
que siguen,
que están en su montaña ideal,
que preparamos
con participaciones no exigentes.
Nos respetamos
con tonos que establecen
la creación de más amor.
Nos decimos
que los deberes vienen
sin precisiones extrañas.
Todo lo relevante
ha de ser natural.
Nos iremos contando
los motivos
con más cariño,
con ese que es respuesta
a lo que fue y volverá
con esfuerzo y sosiego.
Eres mi objetivo número uno,
mi estrategia sin serlo,
mi oasis en el fin máximo,
mi voluntad compartida,
mi justificación, mi explicación,
mi devoción, mi atractivo,
la tradición y lo moderno,
la garra para proseguir,
la misma fuente de la vida,
que todo lo otorga,
Eso eres:
la fuente de mi existir.
Lo advierto.
Juan T.
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