Vences al final
perdiendo lo mejor
de nosotros mismos.
No me gusta
que ganes,
porque perdemos
los dos
tras demasiadas
oportunidades gloriosas.
Obtienes
todo lo que buscabas
cuando apenas sabías
lo que era.
Tiento la suerte,
toda ella,
y sigo convencido
de lo que no será
tras la equivocada mirada
de tu elección,
que también es mía.
Compartimos
el gran descalabro.
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