Confieso
que me falta
coraje,
que no deseo
abrazar tu causa
y morir
toda la noche
en tus labios,
en tu carne.
Reconozco
mi devoción eterna
por lo que hiciste
y quiero
soñar y anhelar
con una fortuna
relativa y rompedora
de moldes.
Acepto
que debí mirar
hacia otro lado,
pero no lo hice.
Por eso, amor,
repetidamente sufro.
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