Confieso
ese amor vencido,
que no pudo
con las palabras
de otros,
que pusieron
términos dobles,
con acepciones
forzadas
a caer en la nada,
de la que partimos.
Reconozco
que he fracasado,
aunque la distancia
la hayamos generado
los dos,
pues yo quise más,
y más me debía.
El desequilibrio
no es una buena receta.
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