Miremos la realidad que nos circunda, y veamos las ocasiones que tenemos delante. Son muchas. La existencia humana es una cuestión de tener en cuenta el riesgo y la oportunidad en cada etapa histórica, sobre todo cuando hay problemas, desconciertos o desequilibrios. Las TIC´S, como solemos repetir, son las grandes aliadas contemporáneas ante todo tipo de vicisitudes, incluyendo la actual crisis en tantos ámbitos, sobre todo en el económico. La red empieza a influir cada vez más en las compras, sobre todo en las importantes, esto es, a la hora de adquirir una casa, o un coche, o cuando decimos emprender unas vacaciones a buen precio o en el caso de que queramos realizar unos estudios complementarios, y hasta necesarios, para conservar el puesto de trabajo. Todo se compra y se vende a través de Internet. Superados los recelos iniciales, es constatable el aumento de transacciones que se producen por este sistema, como de ello dan cuenta tanto los Observatorios Regionales de Economía como los informes de las Cámaras de Comercio y de las diversas patronales. Los barómetros particulares de empresas también apuntan en este sentido.
Conviene recordar que los medios que despiertan más confianza son los periódicos, cuando hablamos de compras y de ventas (y también de otros ámbitos). Además, hemos de subrayar, como se puso de manifiesto en una jornada doblemente convocadas por la Asociación de Editores de Diarios Españoles y el Centro Internacional de Empresas de la Comunicación, cuando hacemos combinación de estas publicaciones con la esfera audiovisual, específicamente con Internet, se incrementan las ventas, la calidad de éstas, la visión y la visibilidad que tienen los posibles consumidores, su valoración, etc. La Red de Redes se ve ya como una oportunidad, como una gran posibilidad de mejora.
Tengamos en cuenta que Internet permite mirar las cosas con más sosiego, a cualquier hora, sin que el espacio ni el tiempo (ni siquiera un vendedor más o menos coercitivo) nos condicionen de manera notable. Las estrategias de relación contractual, de ventas, de compras, de economía en sus diversos géneros o posibilidades, varían, pero está comprobándose que los anuncios en Internet se leen cada vez más, se atienden cada vez más, se comprueban cada vez más, y son cada vez más fiables también. Hasta las entidades más serias, con la banca a la cabeza, confían de manera elevada en las posibilidades de Internet, así como de las publicaciones actualizadas “on line”.
Debemos tener confianza
La crisis se ha convertido en una ocasión para confiar en un instrumento de gestión hasta ahora desconocido u hostil, según se mire. No ha habido más remedio que optimizar costes y tratar de aprovechar lo poco o lo mucho que tenemos, y eso nos ha llevado a costas ignotas, en otro re-descubrimiento de América, en este caso de la Red de Redes, ya no como oportunidad para el espionaje, como en sus inicios, ni para la aventura o el ocio, como ha ocurrido más tarde, sino para saltar a la micro y macro economía. La opción, grande ella, se está asumiendo. Sacamos provecho a los recursos materiales, y también a los intelectuales. Corremos con fortaleza hacia una nueva meta, hacia una nueva frontera.
El último Informe Anual sobre la Riqueza en el mundo, avalado y publicado por Merrill Lynch y Capgemini, nos habla de que dos de cada diez ricos han dejado de serlo en los últimos doce meses. La caída de la riqueza, o la mayor concentración de ésta, que las dos cosas están ocurriendo, nos llevan a un nuevo mundo, donde no debemos olvidarnos jamás de los pobres, que siguen creciendo exponencialmente.
Internet se presenta, en ese universo de contradicciones, como una voluntad de constituir una “panacea”, siempre y cuando la solidaridad sea bondadosa y plena, algo, por otro lado, difícil. Por donde sí podemos empezar es por la cara de la moneda que nos aproxima a un nuevo planeta en lo financiero, del cual, si sabemos aprovechar las lecciones de los últimos fracasos, todos podemos salir beneficiados (repito, todos). El bajón de actividad nos ha conducido por nuevos derroteros que hemos de convertir, no en derrota, sino en éxito para los que ofrecen y para los que recogen, para los que compran y venden, para un reequilibrio de lo social y, asimismo, de lo económico.
Y no olvidemos que Internet sigue brindando una parte muy ínfima de sus posibilidades para que sigamos creciendo en todas las esferas humanas. Crezcamos. La naturaleza de las cosas, también de la Red, nos impone cambios y mejores perspectivas. La medida ha de ser el obtener beneficios aprovechando todo lo que tenemos al alcance desde una visión ética. No tengamos prisa para el camino que hemos de desarrollar, pues está lleno de sueños que podemos hacer realidad en el mejor de los sentidos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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