Anima el día
el escucharte sin prisas,
el saber de tus pensamientos,
el conocer tus deseos,
que comparto.
Me entusiasma el día un poco más
al tropezar de casualidad
con un alma tan afín que parece mía.
Es el día, éste, algo increíble,
una jornada distinta a pesar de su igualdad
porque me regalas el aroma
de tus palabras nobles
que me participan ese cariño
que brota del manantial de la bondad.
Te has convertido,
en este día de positivismo,
en una leyenda real,
en un afán compartido de amor
y de gratos deseos.
Se anima el día.
J.T.
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