Curioseemos por ese cosmos que hemos generado de manera compartida. Pongamos todo el anhelo en su puesto ideal.
Nos hemos de componer para dar con el gusto singular. La plenitud se alcanza de manera solidaria, compartida, prestando atención a lo anecdótico.
Nos hemos de configurar como esas partes de un sistema que dobla sus posibilidades por encima de la suma de las individualidades.
Nos comunicamos con lo esencial, y así somos en lo especial. Nos hemos de congratular por los esfuerzos que están donde deben.
Las enhorabuenas relativas nos deben aportar unos granos de arena con los que constituir la mejor playa, en la que nos abrazaremos por siempre. Nos haremos dichosos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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