Hemos dado
con las resoluciones
a los conflictos
en los que nos creemos
únicos, consolidados, seguros,
luceros de una vida
entre órdenes estimados.
Mejoramos con la diosa fortuna.
Nos hemos reportado
la serenidad de los mejores días
con improntas que superan
el vacío,
que ya no es existencia.
Nos reímos juntos,
y ésa es la prueba
de que nos podemos animar
a ser de verdad, a vivir, a proseguir
con una virtud que nos arropa
sin pesos ni extremos.
Hemos resuelto,
y ahora aprovecharemos el tiempo
en nosotros mismos.
Ya tocaba.
Juan T.
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