Miremos
al lado que corresponda,
intentando otear
cuanto sucede,
lo que es,
lo que viene por lares
que nos responden
con ideas sinceras.
No colmemos vasos extraños
y digamos cómo vemos la vida
desde el prisma del cariño,
sin duda mucho mejor,
con más optimismo.
No perdamos las referencias
de la dicha
que nos permite avanzar
hacia el estado de la cuestión perfecta.
Abundemos
en los benditos hechos
con normas que nos hagan subrayar
cuanto parece que ha de tener sentido
entre ideales dispuestos.
Calmemos la sed
de quienes nos entroncan
con contemplaciones equilibradas
que nos deben otorgar
la voluntad en firme
con un beso, o dos,
y un abrazo, fuerte siempre.
Miremos genuinamente,
y en el mismo sitio,
no sé si a la misma hora,
veremos otra realidad,
más leal y noble, más deseable,
llena de bondad y de amor.
Intentémoslo.
Juan T.
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