Generamos
ese amor que nos hermosea
y nos hace brillar
en las causas benditas
que nos reconocen
con fórmulas templadas.
Hemos dado con la mesura
que nos imprime carácter.
Nos encariñamos.
Hagamos que los amores
nos sirvan
para casar entre consecuencias
que son causas y premisas
con las que nos animaremos
a ser en la trayectoria
de un fin que compartimos.
Nos interesamos
por un reconocimiento
que nos ablanda el corazón,
desde el que somos eficientes,
pura realidad, jovialidad
e implementación de opciones
genuinas y graciosas.
Estamos en el punto anhelado:
ahora debemos ser capaces
de aprovecharlo a tope,
más y más.
Juan T.
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