con las caricias
de un mar de sensaciones
que nos llevarán
donde queremos.
Vivamos los porcentajes
con las intenciones
de una suma de océanos
que nos deben dar
los cobijos precisos
para una intención mayúscula.
No rompamos
los aires de una juventud
que nos ha de otorgar todo
con una diversión permanente,
no idealizada, sencilla,
sin asperezas, con opciones.
Declaremos cada día el deseo,
una y otra vez, sí,
una y otra vez, sí,
cuando sea auténtico,
en la existencia superada,
sin olvidos ni miedos,
procurando ser nosotros mismos.
Hemos de auspiciarnos
con creencias en cuanto alberga
un poco más de sentido y razón.
Podemos ser muy felices.
No desaprovechemos
la riqueza de los buenos sentimientos,
del amor mismo.
del amor mismo.
Juan T.
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