Nos amamos
hasta veinte amaneceres
que multiplicamos por cien.
No salen las cuentas,
y por eso repetimos
una y otra noche más
hasta que los números
nos marean de amor.
Y vuelta a empezar.
Somos efectivos
sin ver los resultados.
Sabemos aprovechar
las opciones y las sugerencias,
y maduramos
los fines que nos aclaran
cuanto podemos realizar
para superar las incertidumbres.
Avanzamos.
Hagamos todo lo posible para ser
más eficaces y eficientes
con dedicaciones diáfanas.
Hemos de consolidar
la verdad, la versión ideal.
Amarte es un sueño
que saboreo en la realidad.
No quiero dormir.
Juan T.
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