Sé que te sientes
sola, muy sola,
agobiada por lo extraño.
Eres consciente
del rumbo de una vida
que ya no alberga
tantas esperanzas
como cuando eras niña.
Todo pasó tan rápido.
Se fueron los mejores,
y tan precipitadamente
que piensas que ni estuvieron.
No sé qué decir.
Me puedo sentir tan cansado
como tú en ese vacuo
proceso de marcha generalizada.
Ganas, te haces fuerte,
pero eso no te da más opciones,
y, si te las da, te falta
esa referencia
que encuentras en un desolado
como yo, parco en palabras
cuando se trata
de decir a la cara
lo que es el amor.
Hoy me basta
todo lo que te digo,
sí, a ti,
que sé que te llega,
que sé que me escuchas,
pero prefiero pensar que no.
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