Nos otorgamos
esa afición
que nos engancha
a la amistad
que todo lo puede procurar,
incluso en esta estación
de llegada tardía.
No queda feria
en esta relación,
ni momentos estelares
que nos conduzcan
con la afinidad
de antaño.
No permanece nada
de cuanto soñamos,
y hasta dudamos
de su dura existencia.
Nos agasajamos
en la retirada misma
de una misión
que fue posible,
pero que hicimos difícil.
El tormento,
por tu marcha,
por la mía también,
crece con los heridos segundos
que hoy convertimos
en años de desasosiego.
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