Pregono mi amor
por ti,
que estás,
y no te atreves.
Has dado pasos,
pero te has sentido
amenazada por las miradas
de quienes envidian
lo que podríamos compartir.
Nos sentamos
a la diestra de un deseo
que haremos transitar
en la noche mágica
de todo un año
de intensas caricias
que abrigarán
las voluntades
que ya tienen ecos
y puntos de partida.
Te diré más,
aunque ya adivinas
lo que es.
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