No me delates
ante tu corazón,
que caeré herido
y sin victoria.
Lo imposible
pasa por delante
del olvido
entre años de decoro
y posturas convenientes.
Nos aclaramos
en silencio, sin decir
lo que pensamos,
y eso nos envuelve
con la capa
del dolor supremo.
Nos debimos tocar
en ese momento de duda,
cuando todo parecía
casi perfecto,
pero nos faltó valor.
Ahora ya es tarde.
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