Creo todo
lo que me indicas,
pero sabes
que me quedo solo.
Me ato
a la columna
de tus palabras,
que estarán vacías
al final de la velada.
Se acaba
la llama de la esperanza.
Otro te lleva
en sus brazos:
no lo envidio,
mas lloro
por lo que pudo ser
y no fue,
ni será.
Ya te echo de menos.
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